torna
a Marulanda
Por: Allende La Paz / Para VOZ de la Nueva Colombia
El fenómeno de la vida de Manuel Marulanda ha llegado a su
final. Una vida signada por el mito y la leyenda. Pero los
revolucionarios también somos de carne y hueso y como tales
nuestra vida es igual al dialéctico discurrir de todo ser
viviente. Nacer, crecer, reproducirnos, morir. Pero en todos esos
fenómenos, vivir la vida.
Pero hay hombres que viven la vida a pesar de la muerte. Esos hombres
han hecho la diferencia en la humanidad y han hecho que ésta
dé saltos hacia delante. Esos hombres son revolucionarios,
duélale a quien le duela, árdale a quién le arda!
Galileo Galilei, es un ejemplo. Marx otro genial revolucionario. Lenin
otro más. Simón Bolívar. José Martí.
Ernesto ‘Ché’ Guevara, el ideario revolucionario guerrillero. Y
cada hombre o mujer revolucionarios han sido denigrados, atacados,
vilipendiados, y algunos asesinados, por los detentadores del statu
quo. Todos han tenido que enfrentar las más viles acciones de
los ‘poderosos’ del mundo y de sus propios países. Porque ellos
pretenden parar el caminar hacia delante de la humanidad.
Manuel Marulanda entra ya a ese selecto grupo de hombres. Un hombre que
como revolucionario era de una humildad que aterraba. Nunca se le vio
denigrando de nadie. Ni siquiera de sus contradictores, los militares y
los oligarcas colombianos. Tampoco de los gobiernos de Estados Unidos,
que él sabía en últimas eran los que trazaban los
planes de guerra con que agredían –y agreden-, masacran, al
pueblo colombiano.
Contrario a la estatura moral de Marulanda, veremos –ya vemos- que los
asesinos del pueblo, los justificadores de sus crímenes,
emborronarán cuartillas y medios, y el ciberespacio, con sus
asquientas diatribas con quién siempre les respetó sus
puntos de vista. Esos ‘terroristas mediáticos’ tratarán
de negar lo innegable: Manuel Marulanda es el hombre más
importante de la historia colombiana desde la segunda mitad del siglo
20 hasta este siglo 21.
No es por el simple conteo matemático. Manuel Marulanda como
guerrillero sobrevivió a 17 presidentes colombianos y a
innumerables cúpulas militares cuyo único
propósito era destruirlo físicamente, porque ellos creen
que las obras de los revolucionarios terminan cuando sobreviene su
muerte. No. Están muy equivocados. Los revolucionarios con sus
quantums, protones, electrones, y demás partículas
permanecen vivos después de la muerte. Es como dice el cantautor
fariano, Julián Conrado, ‘hoy estás más vivo,
más vivo’ en sentida canción a Jacobo Arenas.
Y la verdad es que Manuel Marulanda triunfó sobre sus enemigos
de clase. Nunca fue tocado por las balas asesinas del imperio y la
oligarquía colombiana. Y no es por no haber combatido, ya que
él participó en innumerables combates por la vida. Manuel
Marulanda muere de muerte natural. Su corazón –que es el que
sabe hasta donde llega la vida de cada ser-, le dijo: ‘viejo, hasta
aquí’.
Pero Marulanda deja además una inconmensurable obra. Obra de un
revolucionario. Su más importante legado es que por larga que
sea la lucha, hay que encararla con dignidad y con humildad. Y de su
pensamiento, de su ideario, que no tuvo ínfulas
pequeñoburguesas de ‘escribirlas’, impregnó todo el
accionar revolucionario de las FARC, su Ejército del Pueblo. Sus
‘muchachos’, desde Cano hasta el más humilde de los guerrilleros
y milicianos, son herederos de la Dirección Colectiva que
siempre utilizaba Manuel Marulanda.
En las FARC-EP no verá el enemigo de clase del pueblo colombiano
fisuras de ninguna especie. No verán ‘lucha por el poder’ –como
si la vemos hoy en las ‘huestes’ uribistas-, ni lucha por ser primero,
segundo, tercero, o décimo, o último. Todos están
imbuídos del pensamiento de Manuel Marulanda y a todos los
farianos les enseñó ‘como era que la cosa era’ en la
práctica, la madre de la sabiduría revolucionaria.
Sin saber la noticia de su muerte escribíamos por estos
días sobre ‘los imprescindibles’. Y ahí
señalábamos a Manuel Marulanda y al Secretariado Nacional
de las FARC. Y esa es la más incontratable verdad. En ese
artículo decíamos: “Y esos imprescindibles están
día a día, de toda la vida, luchando contra un
régimen corrupto y mafioso y paramilitar como el colombiano.
Esos imprescindibles están encabezados por Manuel Marulanda y
por los miembros del Secretariado de las FARC. Ellos se ganaron ese
título de ‘imprescindibles’ por haber entregado sus vidas, 24
horas al día, minuto a minuto, segundo a segundo, a la causa del
pueblo, su razón de ser”.
Parece mentira que se pueda querer a una persona sin conocerla
físicamente. Para mi Manuel Marulanda era como mi segundo padre.
Admiración total. Y aunque mi discurrir como revolucionario
tomó rumbos diferentes a los de él y su
organización, es imposible doblegar el nudo que se me forma en
la garganta. Por eso le digo ante su muerte: ‘Adiós, viejo’.
Quizá así le diré a mi padre biológico
cuando él muera.
Paz en tu tumba! Eso es nuestro más sentido deseo. Que las
águilas comedoras de carroña no alcancen tus restos
mortales –ya andan buscándote para mostrarte como trofeo y para
secuestrarte ya muerto como han secuestrado a Camilo Torres,
Raúl Reyes, Iván Ríos, y a miles de combatientes
más-, para que junto a Bolívar inicien juntos el
tránsito de la construcción de la Patria Grande.
publicado el 25 May 2008